STOP

En algún lugar de Segovia hay una señal inútil de STOP. No se sabe muy bien qué es lo que detiene, pero sin duda no es el tiempo. Hemos sido obedientes y nos hemos quedado parados con una cámara tomando una fotografía cada segundo a ver qué pasaba. Sacamos la conclusión de que a la pobre no se le hace mucho caso.

Ella, por predicar con el ejemplo, se ha quedado ahí parada, quieta y en silencio sin darse cuenta de que su mensaje era ignorado por todo lo demás. Pero es muy cabezona (en ambos sentidos) y persiste. El tiempo, que es el más desobediente, no ha parado de pasarle por encima dejándola en apenas una reconocible silueta perforada de lo que fue. Con él vino el olvido que sí que se quedó a su lado.

A un CEDA EL PASO no le pasaría jamás esto; entre otras cosas porque es más permisivo, tolerante y no asfixia. Por eso es más fácil obedecerle. Ceder el paso está bien, es necesario y sano, pero parar no parece tener muy buenos resultados en general.

En algún lugar de Segovia hay una señal inútil de STOP que empieza a flaquear; da un poco de pena verla tiritando y con la moral tan desgastada por cumplir con su sino y sufrir su suerte.